El pasado 19 de noviembre, en el
marco de la Décimo Segunda Feria del Libro de Magallanes, que lleva por
título el nombre del connotado escritor ALFONSO ALCALDE, los
escritores: Alejandro Lavquén, Víctor Hernández y Dinko Pavlov
desarrollaron el coloquio: "Descentralización del quehacer cultural del
país, fortaleciendo las gestiones regionales".
En la oportunidad se realizó una crítica al actual
estado de cosas en el país, respecto de este tema y en mérito a ello,
queremos poner el acento en el requerimiento de un espacio digno para
los cultores de todas las disciplinas artísticas que se desarrollan en
nuestra región, cuyos cultores deben someter sus intereses de promoción
artística a las demandas de un buen abrigo que preste un alma
caritativa. Pero más allá de parecernos un acto de buena crianza esta
benevolencia benefactora, consideramos ignominioso que los artistas
carezcan de un lugar idóneo para desarrollar sus actividades y realizar
un efecto de mostración a la comunidad, y así estimularlos también a
sacar afuera su propia creatividad, porque los sitios a los que muchas
veces se accede para el culto a las artes, son limitados en su
estructura pues fueron construidos para otros fines, terminando por
entorpecer el buen desarrollo artístico.
Nos parece de vital importancia ampliar el debate
sobre aspectos ignorados o escasamente difundidos en el campo de la
discusión parlamentaria, al tenor de la cultura y actividades
artísticas; por ejemplo el tema de la jubilación para los artistas, el
absurdo I.V.A. a los libros, el asistencialismo e inmediatización de
las políticas actuales en materia de desarrollo cultural, la
burocratización de los fondos concursables, la deficiencia en materia
de desarrollo y educación de la sensibilidad por la valoración del arte
y la cultura, etc.
Estamos de acuerdo que estos quehaceres, artísticos
y culturales, son necesarios para contribuir a la transformación
social, fortaleciendo las identidades locales, disminuyendo con ello el
exagerado centralismo que los monopoliza. Afirmamos que dicho proceso
de mejoramiento de las artes y su cultivo, no será posible si la
comunidad no se organiza y promueve una cultura de la sensibilidad y
valoración de las artes.
A su vez, esta valoración no fructificará si no
responde a un trabajo profesional y sistemático. Sin embargo esta
sistematización y profesionalización no será posible si no están dadas
las condiciones mínimas que la hagan posible.
Mientras el artista, el cultor popular, los agentes
culturales, etc. No estén en condiciones de llevar una vida digna,
producto de su actividad profesional, reconocida como tal por la
comunidad y autoridades, no en razón de su inoperancia sino de las
deficiencias estructurales, nuestra sociedad adolecerá de madurez,
situación que obliga al estado a asumirlo seriamente y a modificarla en
forma radical.
Alejandro Lavquen, Víctor Hernández y Dinko Pavlov
Punta Arenas, 21 de Noviembre, 2007.-