LOS GIGANTES DE LA
BAHÍA
Rolando Gabrielli
No puede haber ciudad sin individuo y espacio
público. La calidad de vida del hombre contemporáneo depende en una buena medida
de lo que ofrece la ciudad, sus servicios, ambiente, lugares de recreo, ocio, el
ámbito adecuado donde realiza el trabajo y organiza su vida familiar. El
crecimiento desmesurado de la población mundial y su concentración en las
ciudades, el consumo excesivo, la ausencia de políticas y estrategias
urbanísticas, superan las bondades que puede ofrecer una ciudad con una
escenografía natural deslumbrante. Sin un liderazgo de las autoridades competentes y una fuerte conciencia
ciudadana para comprender los límites y las bondades de la ciudad,
inevitablemente naufragará.
Panamá vive una época excepcional, producto del
gran volumen de construcción de rascacielos y paraísos turísticos en sus islas y
playas. Los arquitectos e ingenieros participan cada vez más activamente en el
marco de este fenómeno con propuestas creativas, imaginativas y
audaces.
La cinta costera que enmarca la ciudad
experimentará en los próximos 5 años uno de los más grandes desarrollos
urbanísticos y la transformación de la propia Bahía, que debe ser saneada y
acondicionada para resolver con éxito este "boom”.
La Nueva Silueta Costera
Para desarrollar esta arquitectura vanguardista,
el país cuenta con profesionales y mano de obra calificada, nacional y
extranjera. Este fenómeno excepcional en la construcción equivale
proporcionalmente a la época del Canal de Panamá, que transformó la economía y
la sociedad istmeña hace un siglo. Existe además la coincidencia de este auge en
la construcción con la posible ampliación de la vía interoceánica en su tercer
juego de esclusas, otro detonante económico para el país, que puede trazar un
nuevo futuro, si el enfoque de esta inversión es integral en relación con el
país y la calidad de vida de los panameños .
Estamos ante un nuevo panorama, donde participan
activamente el capital nacional y extranjero, lo que demuestra la flexibilidad y
capacidad de asimilación de tecnologías y nuevas ideas en la cosmopolita capital
istmeña. Su condición canalera, bancaria, marítima, de servicio, la vinculan y
privilegian su relación con el comercio y el mundo. Ello le permite al mismo
tiempo ser objeto de interés por parte de extranjeros que consideran el sitio
adecuado para vivir por sus bondades climáticas, ubicación geográfica, manejo
del dólar como moneda oficial y esa modernidad que permite también compartir su
exuberante naturaleza tropical en medio de dos océanos y en plena ciudad capital
en distancias muy cortas.
Nuevas edificaciones, que van de 40 a más de 100
pisos, cuentan con la última generación de materiales y tecnología, en un
entorno que se moderniza con una extraordinaria pujanza, velocidad y que está
cambiando la silueta de la ciudad.
La Bahía es un gran patrimonio, irreemplazable de
la escenografía natural de la ciudad, y son tantos los estudios como opiniones
que hablan de un largo historial de haber dado la espalda al mar, como de la
necesidad de sanear esa cinta costera para que pueda ser aprovechada por el
ciudadano común. Ésta, es a juicio de los expertos, sin duda, una gran
oportunidad para incorporar el litoral al patrimonio de todos los panameños. Los
proyectos cuando son pensados social e integralmente, en el momento oportuno,
dejan de ser espejismos.
Saneamiento, clave turística
El arquitecto Alfredo Zapata señaló con relación
al gran movimiento arquitectónico alrededor de la Bahía, que buena parte de la
construcción actual gira entorno a la perspectiva de disfrutar el mar, que es lo
atractivo de una vista, ese impacto y la belleza sin horizonte del océano.
Vivir el mar es un valor agregado que la
inversión y los compradores toman muy en cuenta, porque se trata de apartamentos
de lujo, de altos costos y sofisticadas tecnologías que incluyen un diseño del
más alto nivel en los mercados, acotó. Adquirir una propiedad frente al mar en
Europa y Estados Unidos, es casi un imposible, sin contar que en Panamá aún
quedan playas vírgenes.
Zapata recordó que existen dos bahías de gran
belleza y muy turísticas en el Pacífico continental, como son la de Río de
Janeiro y Miami, y se debiera tomar en cuenta en Panamá que para tener éxito, se
debe establecer y aplicar un proyecto integral, con un saneamiento que incluya
las fuentes de contaminación, como son los ríos, las industrias, y a la vez
crear un escenario donde no se pierda de vista el mar.
Es un esfuerzo donde tienen que participar el
Estado y la empresa privada, así como se hace necesario preparar a la población
para cuidar este patrimonio costero, porque es un bien común para ser visitado
por todos. Es un área que vendría a oxigenar la ciudad, por lo que se requiere
el mejor y mayor mantenimiento posible. Apuntó el arquitecto.
La Bahía se transformará totalmente, es un hecho
que ya está ocurriendo más allá de un proyecto o imaginación. Las opiniones son
diversas, y existen propuestas y planes, que requieren de una implementación con
lineamientos urbanos adecuados que permitan aprovechar este recurso excepcional
con visión futurista y construir una ciudad más amable.
La XIX Feria Internacional de la construcción y de la vivienda, CAPAC Expohabitat2006,
en su versión anual, consideradA el pulso de la construcción y bienes raíces
panameños, realizó transacciones, de acuerdo con fuentes de esa organización, de
alrededor de 400 millones de dólares, cifra que refleja la prosperidad y auge de
este rubro en el país, que es motor de la economía nacional por la alta
generación de empleo y diversificación de los negocios que promueve y se
realizan entorno a ella.
Espacio Público, compromiso de
todos.
Lo interesante es que empresas panameñas
participan activamente en el desarrollo del país, con proyectos impensables hace
una década, y están al frente de estos rascacielos en la avenida Balboa y áreas
costeras, firmas como las de Mallol & Mallol; Edwin Brown y Asociados, Jesús
Díaz y Asociados y Alfonso Pinzón Lozano y Asociados, entre otras.(ICE, Palacio
de la Bahía, Planetarium, Titanium, Yacht Club, son algunos de los gigantes que
comienzan a erigirse frente al mar
Estas estructuras gigantescas serán una realidad
en los próximos años). No más de tres o cinco. Para ello, la ciudad debe
prepararse generando la infraestructura, el transporte, seguridad, porque la
población sigue aumentando y ésta permanece sin expandirse, mejorarse y
modernizarse. Ese es el gran desafío del momento, para los analistas y
estudiosos del tema urbano, arquitectos e ingenieros. Asimismo, adecuar el
espacio público en la bahía será uno de los grandes retos para armonizar estos
nuevos y espectaculares desarrollos, que la ciudad no había soñado en hospedar
hace menos de una década.
Esta revolución en la construcción de enormes,
gigantescas edificaciones, es motivo de atención de especialistas, medios,
público en general y crea enormes expectativas, no pocos interrogantes y
polémica frente a la manera de abordar el problema. Para ello conversamos con un
joven profesional de la arquitectura, con el propósito de conocer sus puntos de
vista, y saber que piensa de su ciudad, donde trabaja crea y diseña nuevas
edificaciones que formarán parte de su silueta y vida urbana.
Ignacio Mallol Azcárraga, se siente comprometido
con el destino del país y de ciudad de Panamá, cuya arquitectura, sostiene,
“poco a poco está incorporando un valor agregado económico, sumándose a la
belleza natural de la ciudad. Sin embargo, necesitamos ponernos de acuerdo, el
Estado y la empresa privada, en políticas urbanas que sostengan viabilicen e
integren de una manera armónica, adecuada y eficiente, todo este desarrollo
nuevo que está ocurriendo en la ciudad”.
La Bahía, identidad de una
ciudad
“Respecto de la Bahía, me parece que es un lugar
que permite soñar por su magnífica escenografía y requerirá de un espacio
público donde la gente pueda compartir, recrearse, disfrutar un ocio con
seguridad. La Bahía es un magnífico proyecto para destacar la identidad,
privilegiar la personalidad de ciudad de Panamá, es un puerto con un Canal al
servicio del mundo y país con dos océanos, que después de todo son los más
grandes e importantes del mundo”.
“Debido a mi juventud, no tuve ocasión de vivir
esa experiencia junto al mar que tuvieron mis padres y abuelos o muchos
panameños de ese entonces, cuando existían esas magníficas playas con que
contaba la Bahía hace ya décadas. Pero creo que es posible recuperar con gracia,
eficiencia, esta belleza que está ante nuestros ojos, subrayó el arquitecto
Mallol Azcárraga.
La juventud panameña se siente
identificada con el litoral costero que va desde ATLAPA al Casco Viejo y toma
Amador. Una franja envidiable, precisó, para cualquier ciudad del mundo, y que
nos permitirá sentirnos más cómodos y felices en nuestra propia
ciudad.
El arquitecto Juan Carlos Sáenz, con una vasta
experiencia internacional en el diseño urbano y arquitectónico, considera que
Panamá debe seguir el ejemplo del trabajo realizado en otras ciudades costeras
del mundo, como Barcelona, que ha recuperado su cinta costera, realzando la
ciudad y permitiéndole al ciudadano, sentirse más integrado a ella. Es una
oportunidad para Panamá, en su opinión, para que la ciudad cree espacios urbanos
que puedan ser usados por la familia en su convivencia diaria.
Recobrar el paisaje recreativo y marítimo,
sostiene Juan Carlos Sáenz, contribuirá a mejorar la ciudad, hacerla más
atractiva y por ende visitada.
La construcción de grandes edificios a la orilla
de la Avenida Balboa refleja la rápida percepción que tienen los promotores de
lo que puede ser la ciudad con la recuperación de la Bahía, apuntó.
La cinta costera, recordó el arquitecto Sáenz, en
su recorrido muestra el crecimiento de todas las etapas de la ciudad: Casco
Viejo, Barrio Exposición (primera modernidad-periodo de transición), Marbella;
Paitilla, un primer florecimiento de grandes edificios, que dan continuidad a la
ciudad más moderna y que tiene en el mar su prosperidad.
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