Por: Daniel Noseda
Los artistas
para realizar sus obras inevitablemente necesitan si no tienen medios propios de
mecenas o quien las financie. Los acuerdos o imposiciones entre ambos son
milenarios.
A cambio de su
obra el artista a veces ha dejado además del genio y el
esfuerzo, también hasta la vida.
¿Cuántos de
ellos han tenido que salvar su vida con su obra?
Y la suerte
corrida por ellas es otro tema.
Plantea la
perdurabilidad de eso, la obra a
través del tiempo.
Por parte del
mecenas o el cliente, es una forma de alcanzar la inmortalidad y ser reconocido
a través de los siglos y los siglos y vaya saber.
.Por otra
parte el artista también perdura o no a través de su obra si ella lo hace. Ambos
dependen de la obra al fin.
El
artista en definitiva es un hacedor entre la vida y la muerte. El sujeto del
cual, el o su cliente van a perdurar a través de eso: la
obra
La
perdurabilidad de la obra, de eso que debe
perdurar a través de los tiempos, lógicamente depende de las condiciones
ambientales donde reposara: temperatura, humedad, erosiones, contaminaciones,
cataclismos y también la depredaciones sufridas por el ser magno en ellas: el Hombre.
Cuántos libros
han sido quemados, cuantas estatuas demolidas, cuantas obras han quedado
reducidas a polvo y cenizas.
Los faraones
construían sus pirámides y no se sabe o si, la suerte corrida por sus
arquitectos. Lo que si se sabe es qué cuan mas grandes y mas duras y mas
impugnables y si o si, estaban preparadas para el ataque del
depredador.
Si no eran
riquezas lo que buscaban los depredadores eran ataques a la imagen por el odio a
quien estaban inspiradas.
O también
simplemente tambien alcanzar la inmortalidad en la historia como un Gran
Depredador ya que incapaces de crear nada, destruyen con un toque de arte y
mucho de vandalismo.
Por ejemplo el
caso del faraón argentino Juan Domingo Perón.
Por Ley del
Congreso Argentino se aprobó en 1952, la construcción de una obra
que contemplaba una figura monumental de un descamisado (ser humano
argentino, humilde y trabajador, de tez morena o su sinónimo cabecita
negra, reinvindicado socialmente e históricamente por ese gran dueto:
Peròn y Evita) pero no anónimo,
sino con su rostro de General, de Presidente, de Gran Trabajdor Argentino, de
Padre de lo Trabajadores.
La obra fue
encargada, en forma directa, automática y sin licitación al artista Leone
Tomassi, notable artista, nacido en Pietrasanta.
Una vez que
éste le presento Peròn una maqueta con la
figura de una imponente imagen del Descamisado con la cara de Perón.
El
pueblo, su base, ya tenia su rostro: El del Gran Trabajador.
La obra estuvo
por erigirse la
Plaza de Mayo, la plaza
histórica y recientemente reconquistada por los cabecitas
negras.
Sin embargo
finalmente se
eligió el terreno de Palermo ubicado entre avenida Alvear (hoy Libertador),
Tagle, Figueroa Alcorta y Austria, donde estuvo la antigua cancha de River.
Costo
de la obra: 150 millones de pesos del entonces y en una segunda evaluación: el
doble: 100 millones de dólares al cambio.
Altura
de la obra :
137
metros
Constituida
por una figura de 60
metros,
otras 16 de 5
metros
y un basamento de 77 mts. de alto.
Más
alto que la
Basílica
de San Pedro
Una
vez y media la estatua de la
Libertad
Tres
veces el Cristo Redentor.
Material:
mármol de Carrara
Keops no se sentiría mas solo.
La
constelación del Sur tendría su exponente.
Llevo
dos años realizar su base pero no alcanzó la inmortalidad.
El
golpe cívico militar de 1955 envió a sus depredadores, las figuras
fueron destruidas y fondeadas en el Riachuelo.
Los
anti cabecitas, anti peron o anti evitas hicieron su tarea.
El
Faraón de los Trabajadores no pudo acceder a la inmortalidad.
Algunas
de las piezas sin embargo fueron rescatadas del Riachiuelo luego, en 1992,
en la era menemista y utilizadas para vestir la
Quinta
de San Vicente, transformada en Museo en honor al General.
La
obra, eso que debe perdurar, fue una
vez más destruida víctima de la polaridad que habita en el hombre y rige
la mayoría de sus actos.
Los polos opuestos: tu eres negro y yo
soy blanco, yo estoy arriba y tu estas abajo, yo estoy vivo y tu estas muerto,
tu eres peronista y soy anti.
Digamos
que para el artista, aparte de riquezas y gloria, una obra faraónica implica
inexorablemente caer en la encrucijada de la polaridad, si hay faraones, también
existen los anti faraones.
Sin embargo el artista si
pudo
sobrevivir a la tarea encomendada por el Faraón y seguir realizando su
obra.
Una
de ellas es la
Sexta Sinfonía,
escultura del autor que se tiene el gusto de apreciar en uno de los paseos
del Jardín Botánico de Buenos Aires.
El
conjunto es una pareja de pastores desnudos que se alzan con sus brazos
extendidos hacia el amanecer, jubilosos por el amor, alegres de vivir,
maravillados por el universo.
Lo
greco romano de su espíritu no alcanza a sobresalir solo por sus poses,
sino también por sus expresiones.
Diríamos
que los modelos si fueron tomados del natural, han sido inmortalizados una vez
más por el exquisito genio del artista.
Es
justo alabar su talento: ha sido capaz de desarrollar obras como la
anterior o como de la envergadura y magnitud imponente de la del General.
En
este caso de los pastores podría considerarse a salvo de la
depredación.
Sin
embargo allá por el año 2003 un sujeto apodado "el loco del brazo" le seccionaba
siempre el mismo brazo a la figura. Vaya saber por qué.
Tal
vez por querer alcanzar la inmortalidad y vanagloriarse de haber sido quien dejó
su sello amputándole el brazo.
Victima
de su propia polaridad no podra alcanzar al artista, ya que la figura una y otra
vez será restaurada.
Apreciando
y admirando las formas y el genio y la poesía que emana, afirmo y sin temor a
equivocarme, que la verdadera razón de este cabron para empuñar un instrumento y seccionar el brazo,
siempre el mismo y en el mismo lugar es:
Haberlo
hecho por lo más humano y estúpido, simplemente por
celos.
La
paradoja inexorable indica que las obras podrán desaparecer pero nunca quien las
hace.
Los
artistas son inmortales de por si, somos nosotros.
Copyright.
Daniel Noseda 2006-09-30