
El artista americano fallecido en 1990 a los 31 años a causa del sida, era
hijo del Pop Art y como tal, creció entre comics y dibujos animados, entre los
fluorescentes y fosforescentes de la cultura de masas. Así, toda su creación
nació con un marcado propósito de difusión rápida y utilización universal. A lo
largo de sus diez años de carrera, Haring plasmó con reiteración en litografías,
serigrafías, estampados en relieve y aguafuertes sus figuras estridentes
formadas por trazos y laberintos. Para ilustrar sus corrosivos mensajes creó
símbolos que representan la violencia, el dinero, el sexo, el Sida, la religión
y el racismo. Símbolos que aun hoy ilustran y documentan muy claramente el
acontecer de aquel tiempo.
El estilo lineal de Harina es aún hoy aplicable, como estilo de comunicación
de nuestros días, al plasmar el grito mercantilista de los centros de las
grandes ciudades en postres, escaparates, camisetas… Harina procedía de un
ámbito ilegal de creadores de imágenes que surgieron en los centros urbanos al
margen del arte y de los intereses comerciales, y que utilizaban el espacio
público para plasmar con su simbología aspectos clave de la vida cotidiana.
Harina creó un lenguaje claro y comprensible por medio de iconos que
representaban las tendencias de la sociedad de una forma cognitivamente genial.
Algunos lo ven como el iniciador del “Arte Graffiti”. Sus iconos se convirtieron
en un expresivo lenguaje intelectual.
La muestra que se exhiben en La Nau. Centre Cultural de la Universitat de
València, perteneciente al coleccionista Klaus Wecken, consta de un total de 215
trabajos que documentan el desarrollo artístico de Haring. Una andadura que se
inicia entre diciembre de 1980 y enero de 1981, cuando comienza a trabajar con
la tinta Sumi sobre papel Velin, pintando los diecisiete “Blueprint Drawings”.
En 1990, poco tiempo antes de su fallecimiento, las publicó en forma de
serigrafías casi a modo de legado. Las láminas están agrupadas en una secuencia
que, en su conjunto, forman las estaciones de un rosario de dolor al igual que
sucedía con los aguafuertes y las tallas de Durero. Junto a las imágenes del
triunfo y de la felicidad, existen otras de humillación y destrucción. En los
“Blueprint Drawings”, Haring muestra las imágenes más características de toda su
obra: escensa de fuerza y amenaza, de sexualidad y de histerismo religioso se
relacionan conscientemente expresando una interactividad inmediata.
Esta exposición ofrece una imagen global del lenguaje iconográfico de Haring,
compuesto por bebés, perros, ángeles y figuras de Batman, cuya multicromía
expresiva estaba rodeada de un aura radiante. “Icons” es como los llamó, y en
realidad son imágenes de santos al servicio de una idolatría del espíritu de su
tiempo. Además, la exposición incluye una impactante guerra de imágenes
enfrentadas a textos del escritor modernista William S. Burroughs en los ciclos
“Apocalypse” (Apocalipsis) y “The Valley” (El Valle). También destaca una
interesante colaboración con Andy Warhol, que dio lugar a la serie “Andy
Mouse”.
Los dibujos “Pop Shop” ocupan un gran espacio en la obra gráfica de Haring.
Eran los motivos que Haring creó para los productos que vendía en las tiendas de
Nueva York y de Tokio. “Pop” significaba para Haring el enfrentamiento directo y
sin prejuicios de los símbolos, los colores y los ídolos forjados en el día a
día mediante la publicidad, los medios de masas y la vida cotidiana de la calle.
De los ingresos procedentes de licencias que generaban la venta de sus pins, sus
camisetas, sus pósters, etc., todavía se destina hoy en día un determinado
porcentaje a la investigación del SIDA enfermedad que le llevó a la muerte en
1990 a los 31 años.
La exposición “K. Haring. Obra completa sobre papel. 1982-1990” ofrece una
gran oportunidad para adentrarse en el mundo creativo de este singular artista.
Se trata de un universo en el que la línea es la protagonista absoluta en la
creación de dibujos continuos. Desde las pintadas que dibujó con tiza en los
paneles del metro y con las que cautivo el interés de los neoyorquinos, hasta
sus murales y las obras impresas, muestran su dominio del trazo y la proporción.
A este estilo lineal se suma la elección de fondos monocromos y de contornos
gruesos que contribuyen al objetivo del artista: permitir una lectura fácil y
rápida de sus mensajes. Sus creaciones se han convertido en símbolos fácilmente
reconocibles y que hoy en día conservan intacto su poder comunicativo.
Haring se inspiraba en el mundo que le rodeaba y en sus propias vivencias, la
influencia de los cómics, los medios de comunicación y la tecnología están
presentes a lo largo de toda su obra. Unos intereses a los que sumaba su
sensibilidad hacia problemas sociales como el apartheid, la lucha contra el sida
o la guerra. La profundidad y complejidad de sus temas contrasta con la
apariencia sencilla e infantil.
Entre sus figuras más reconocidas se encuentran el “bebé radiante” que
convirtió en su firma por considerar que es la etapa más positiva del ser
humano, el perro que simboliza numerosos conceptos como la amistad o la
protección, o las pirámides humanas influidas por el “electric boogie”. Hay
otros casos de creaciones que surgieron a raíz de un acontecimiento concreto
como las figuras con un agujero en el vientre que, según recoge Alexandra
Kolossaen su libro “Haring”, se inspiraron en el asesinato de John Lennon.
La exposición propone no sólo una amplia muestra del lenguaje iconográfico
del artista sino también una prueba del interés de Haring por las diferentes
técnicas de impresión. En sus diez años de carrera produjo una gran cantidad de
litografías, serigrafías, impresiones en relieves y grabados, y trabajó con
impresores de Estados Unidos, Suiza, Japón, Alemania, Francia, Dinamarca y
Holanda.
La exposición “Obra completa sobre papel” es única en su género, ya que es la
única colección en el mundo que recopila toda la obra impresa del artista.
Documenta la obra de Haring en su totalidad y presenta, en cierto modo, una
visión retrospectiva. La exposición, que sólo se ha exhibido en Alemania y
Japón, ha sido visitada por cerca de un millón de personas.
Paralelamente, se desarrollará un taller didáctico en el Claustro Mayor
de la Universitat de València. Además, por la singularidad de la exposición,
Bancaja, quiere completar el acercamiento a la figura del artista con una serie
de actividades adicionales en las que se fomentarán los contenidos lúdicos y la
participación de los asistentes. Las variadas propuestas se desarrollarán a lo
largo de los más de dos meses de exposición de la
muestra.