La guerra: condición de supervivencia económica
para Estados Unidos.
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A fines del 2003, el Departamento
de Comercio publicó sus evaluaciones finales del crecimiento económico de
EE.UU.: una subida del 8,2% del Producto Interior Bruto (PIB) para el
tercer trimestre. Nunca, en los últimos 19 años, se había registrado un
avance tan significativo. La prensa, entusiasmada, empezó a hablar otra vez de
un "nuevo crecimiento en los Estados Unidos".
Al mismo tiempo, algún analista se
distanciaba de estas entusiastas evaluaciones, subrayando que el desempleo
había aumentado consistentemente entre el año 2000 y el 2003 (el 4% en el
2000, el 4,8 % en el 2001, el 5,8 % en el 2002 y el 6,1 % en el 2003).
Pero se habían omitido dos hechos
importantísimos.
En primera instancia, la subida económica se relaciona con un fuerte
endeudamiento del país y, en segunda, los gastos públicos han sido
desviados desde el sector social hacia el militar. Actualmente la economía
de los Estados Unidos está orientada hacia la guerra.
EL CRECIMIENTO SIN FUNDAMENTOS
Los Estados Unidos han financiado
su crecimiento a través del endeudamiento. En el 2002, el país se encontraba con su primer
déficit presupuestario después del 1997, déficit que poco a poco ha pasado
desde el 1,5% del 2002 al 3,5 % en el 2003, para llegar al 4,2 % en el 2004.
Para establecer una comparación
recordamos que el Pacto de Estabilidad Presupuestaria para la
Zona Euro establece un límite del 3%.
La deuda externa, que en el 2000
era de 3,6 billones de dólares (39 % del PIB), llegó en el 2003
a 6,5 billones de dólares (58,5 % del PIB).
Una inquietante evaluación,
realizada desde el Oficina Presupuestaria del Congreso, indica que la deuda
podría llegar a 14 billones de dólares en diez años. El ex ministro
del Tesoro Paul O'Neil realizó una investigación ulterior, según la cual el
déficit de EE.UU. en los próximos 50 años podría alcanzar los 44 billones de
dólares.
El 7 de enero del 2004, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) organizó una conferencia de prensa sobre las
políticas fiscales de los Estados Unidos y sus posibles consecuencias en la
economía mundial. El FMI, aun creado y ampliamente dirigido desde Washington,
se ha lanzado en una verdadera requisitoria contra la política económica de
la administración Bush.
Según el FMI, la deuda externa de
los Estados Unidos ha llegado a un nivel sin precedente para un país industrializado. Este fenómeno provoca un aumento
de las tasas de interés y un retraso del crecimiento mundial.
EL SAQUEO, ÚNICA ESTRATEGIA ANTE
LA DEUDA
Observando el aumento vertiginoso
de la deuda que sobrepasa ampliamente la capacidad de pago del país, el especialista
Robert Freeman reflexiona sobre las orientaciones económicas de la
administración Bush. Para él existen cinco posibles estrategias:
La primera es la de aumentar las tasas y
cobrar la deuda. Esta seguramente no es la estrategia elegida por Washington.
La segunda consiste en imprimir dólares,
pero un uso intensivo de esta opción comportaría un inevitable hundimiento de
la economía.
Una tercera estrategia, planeada desde el FMI
para los países subdesarrollados, consiste en la privatización de los recursos
nacionales y de su venta al exterior. Se podría considerar esta opción como
muy improbable pero, dejando devaluar el precio del dólar, la administración
Bush no facilita solo las exportaciones sino que permite a capitales
extranjeros comprar empresas estadounidenses.
Una cuarta estrategia consiste en el rechazo
del pago de la deuda. Para Robert Freeman esta opción está "mucho más
cercana de lo que la mayoría de los ciudadanos norteamericanos pueda
imaginar". Efectivamente, una parte consistente del déficit es relativa
al financiamiento de la seguridad social, en el que la privatización será una
prioridad.
Pero es la quinta
estrategia la que la administración Bush parece haber elegido.
Robert Freeman explica:
"Como último recurso, nos
queda el saqueo. En cuanto el reembolso de la deuda de una nación llega a ser
tan imponente que es imposible tranquilizar a los acreedores, este país tiene
que buscar una fuente de riqueza, no importa cuál".
Los Estados Unidos decidieron
atacar a Iraq, no porque Saddam Hussein tuviese armas de destrucción masiva,
y tampoco para instaurar la democracia. El objetivo real era controlar su
petróleo, y así controlar el mercado mundial del crudo.
UN CRECIMIENTO VINCULADO A LOS
GASTOS MILITARES
Los hechos confirman los análisis
de Freeman: con la actual administración, la economía de EE.UU. ha estado
orientada hacia la guerra y la conquista. El Gobierno de Bush ha
legitimado el aumento del déficit presupuestario con la necesidad de hacer la
guerra al terrorismo. Esta justificación ha permitido también convertir el
dinero asignado a las infraestructuras sociales en inversiones de guerra.
Los gastos en defensa han pasado
desde el 3,1% del PIB en el 2001 al 3,4% en el 2002 y al 3,5 % en el 2003.
El incremento de estos gastos
públicos le ha dado beneficios a las empresas de armamento privadas. Northtrop
Grumman ha aumentado el 57 % sus ventas, entre el 2002 y el 2003
ha pasado desde una situación de pérdida a una
situación de beneficio claro.
La división "Defensa" de
la Boeing
ha acumulado una renta de empresa del 38 %. El volumen de comercio de la
Lockeed Martin, número uno mundial de la industria de
defensa se ha incrementado un 23% y su sector aeronáutico ha obtenido
un 60% más en su volumen de venta.
Pero, según Robert Pollin,
profesor de economía de la
Universidad de Massachussets, los gastos de mano de obra y
armamentos han sido relativamente débiles. El papel protagonista ha sido
interpretado por la
Halliburton, Bechtel y algún otro grupo privado vinculado a
la administración Bush.
Por lo tanto el crecimiento
proclamado a nivel mundial es relativo a inversiones de guerra. En el segundo trimestre del 2003,
en plena guerra de Iraq, casi el 60% del nivel de crecimiento estaba
determinado por los gastos militares.
Desde la agresión a Iraq, pasando
por el titánico proyecto militar de la "guerra de las galaxias" y
la constante guerra al terrorismo, todo nos indica que la nueva estrategia
económica de los Estados Unidos se dirige hacia la guerra y la conquista
imperial.
En el siglo pasado, la
reconversión de una economía de guerra en economía de paz había sido
problemática. La
transformación de una economía con características bélicas era un proceso muy
complejo.
Hoy en día la sofisticación de los
armamentos imposibilita esta transformación. Por lo tanto, la estrategia económica de la
administración Bush no tiene marcha atrás.
Para los Estados Unidos la guerra
es una condición para su supervivencia económica.
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